Los directivos de The New York Times escuchan atónitos cuando su corresponsal en Múnich les informa de la buena marcha de los periódicos alemanes: en el país centroeuropeo se publicaron más cabeceras en 2012 que en 2011; las ventas pueden haber descendido ligeramente, pero los ingresos se mantiene muy estables y los escasos cierres que se registran responden más a circunstancias individuales que a la situación general.
Asimismo, cuatro de las principales rotativos germanos están detrás de una gran campaña de marketing para conseguir que el 72% de los alemanes mayores de 14 años lean la prensa de forma regular. ¿Qué es lo que hace tan distinta a Alemania de EEUU o Reino Unido?
Un factor que puede haber tenido una clara influencie es el hecho de que la “maldición de Internet” no sea tan fuerte en Alemania, pero este país cuenta con una fuerza adicional: la solidez de grandes cabeceras regionales en Frankfurt, Munich, Düsseldorf y Hamburgo (entre otros), que gozan de gran prestigio e influencia a todos los niveles. Por su parte, los tabloides, como el Bild, no tienen una identidad local, pero son capaces de ofrecer un reportaje de calidad y las noticias más interesantes sobre la ciudad y la región en la que resida el lector.
En contraste señala The Guardian a Gran Bretaña, donde el poder de los diarios nacionales ha ahogado a los regionales o ha lastrado su crecimiento en las últimas décadas. Parecida es la situación de EEUU, donde lo ajustado de los márgenes de beneficio y las deudas han boicoteado cualquier oportunidad de convivencia entre los diarios nacionales y los regionales. Entonces, ¿por qué el caso alemán ha prosperado? Tal vez, porque no ha cometido los errores que proliferan en otras partes.